miércoles, 2 de julio de 2008

Otro reto de la educación virtual: la evaluación en AVAS

Por: Laura Camila Caro Salcedo

Desde siempre ha sido un reto de la educación, en cualquiera de sus ámbitos, poder plantear formas de evaluación que conciban al estudiante de forma amplia y reconociendo en él la apropiación de contenidos conceptuales, actitudinales y procedimentales. Sin embargo, las prácticas clásicas de enseñanza se han orientado desde siempre a los contenidos, lo que se refleja en las formas de medición actuales de la calidad del estudiante como el ICFES, el ECAES y las pruebas SABER.

Frente a este reto, algunos docentes e instituciones educativas han asumido nuevas actitudes que permiten entender que no todos los estudiantes cuentan con capacidades iguales y que por ende no trabajan de la misma forma e incluso se ha dado una aceptación generalizada a la teoría de las inteligencias múltiples. Sin embargo sigue siendo difícil adaptar a los Ambientes Virtuales de Aprendizaje formas de evaluación que permitan un conocimiento adecuado del alumno como individuo, para lo que personalmente considero que existen dos aspectos clave:

1. Primero que nada, es necesario que el facilitador virtual se esfuerce por propiciar relaciones amigables y cordiales con sus estudiantes, para así generar una mejor comunicación, lo que permitirá dentro del proceso poder notar cuáles son las respectivas dificultades y fortalezas de cada uno de ellos y de esta forma poder realizar un adecuado seguimiento y valoración.

2. Como segundo punto, concedo mucha importancia a la realimentación que realice el facilitador. Creo que todos los que hemos estado en el lugar de estudiantes, hemos sentido frustración al recibir un trabajo con una calificación determinada pero sin observación alguna que la justifique.

Por eso sabemos que es muy motivador descubrir que el docente ha revisado concienzudamente el trabajo que hemos realizado. El hecho de saber que estamos bajo la lupa de una persona que nos evalúa de forma crítica y propositiva, motiva a todo estudiante a mejorar la realización de las actividades asignadas.
He ahí la importancia de que nosotros como potenciales facilitadores reconozcamos la necesidad de revisar con mucha atención los trabajos, participaciones y respuestas de los estudiantes, para responder a ellos de forma adecuada, crítica y constructiva.

La herramienta no lo es todo



Si bien, como Zapata y Henao afirman en su documento, la virtualidad facilita la evaluación en la medida en que existen sistemas que pueden hacer verificación de respuestas de forma rápida y sencilla, yo pienso que el verdadero éxito de la valoración dentro de un proceso de enseñanza-aprendizaje radica realmente en la medida en que la herramienta pueda pasar a un segundo estadio, mientras se da preponderancia a la persona y a lo que como sujeto es y puede proponer desde su conocimiento.

Si entendemos la evaluación de este modo, dejaremos en un segundo plano los exámenes de respuestas múltiples que resultan fáciles de ser copiados y pasaremos a otras formas más analíticas como los portafolios, el chat o el análisis de la participación en foros o trabajos grupales, lo que será un verdadero indicador del proceso que lleva cada estudiante.

6 comentarios:

CMARTINEZO dijo...

Soy del criterio que la evaluación en una formación con estas características, y precisamente bajo las circunstancias de virtualidad donde predominan las nuevas tecnologías de la información, incluso para determinar los errores o aciertos en las soluciones aportadas por los estudiantes en una evaluación, el profesor adquiere un papel o rol de mucho mayor significación, en primer lugar porque requiere de una alta sincronización como es demandada también por el resto de las actividades, en segundo lugar porque si el proceso de retroalimentación (feed back)por parte del facilitador es incompleto, moroso o inconsistente, no puede esperarse del estudiante un buen resultado.

A diferencia de la evaluación presencial, donde el estudiante tiene un universo de formas para mostrar evidencias de su desarrollo, en la formación virtual nos limitamos a algunas que aunque importantes y decisivas en el proceso adolecen en algunos casos de flexibilidad y tiempo para garantizar por si solas las oportunidades y efectos que en ellas procuramos, precisamente en muchas ocasiones, buscando las respuestas mas sencillas y directas que nos simplifiquen su revisión o el tiempo que dedicamos a este proceso, sesgamos la mejor comprensión y análisis por parte de los estudiantes, tergiversando hasta el verdadero sentido de los contenidos y de su formación.

Yaniced dijo...

Respecto a la evaluación en el ambiente virtual, considero que se presta para una comunicación más propia entre el facilitador y el estudiante, es cierto que hay que propiciar espacios de confianza que permitan que sea una comunicación real y fluida entre ellos, pero reflexiono y pienso “¿acaso la educación presencial tradicional permite una relación uno a uno entre el docente y el dicente?”, creo que no siempre por que es muy difícil estar en contacto personal y directo con todos y cada uno de ellos, mientras que la virtualidad precisamente esta diseñada para que los actores estén siempre en contacto a través de la tecnología y la evaluación es una ocasión que seguramente debe generar mucha más interacción entre ellos.
1. La virtualidad propicia la relación única y estrecha entre el facilitador y el estudiante
2. Permite mejores espacios de realimentación
3. Va más allá de una evaluación simplemente rápida y cómoda.

Luz Yepes dijo...

Gracias Laura, Ciro y Yaniced por su participación, como pueden evidenciar este es otro espacio para enriquecernos en una construcción del conocimiento mediante un trabajo cooperativo y colaborativo.

Quiero agregar a lo expuesto por Uds. acerca de la importancia que tiene una excelente realimentación en los escenarios en AVA.
La realimnetación como estrategia de evaluación formativa se considera como una comunicación descriptiva continua que facilita información al estudiante o al grupo sobre como son sus avances o progresos al inicio y durante y al final del desarrollo de los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
La realimentación o feedback debe centrarse en los siguientes aspectos:
• En la conducta en vez de en la persona
• En las observaciones en vez de las inferencias
• En descripciones en vez de juicios.
• En conductas relacionadas con la situación específica, preferiblemente en el aquí y ahora, en vez de conductas en abstracto colocadas en el allá y el entonces.
• En la exploración de alternativas en vez de respuestas o soluciones.
• En el valor que puede tener para el receptor y no en el valor de catarsis o liberación.
• En la cantidad de información que puede utilizar el receptor en vez de en la cantidad de información que se tiene.
• En el tiempo y lugar preciso
• En lo que se dice en vez de por qué se dice: En el qué, cómo, cuándo y dónde en vez del por qué.

Continuamos el debate...
Saludos
Luz Marina

Nelson D. Roldán L. dijo...

Hola Camilo, Laura: me da mucho gusto hallarlos en estos escenarios en participaciones argumentadas y ponderadas desde la comunicación (ese viejo vicio del cual no nos podemos desprender los comunicadores)

No soy el facilitador virtual de esta inducción, pero sí estoy detrás bambilas desde otro rol. Me siento tentado a participar en este tema de la evaluación en AVA. Les quiero indicar a todo el grupo que es un tema que reclama hoy una línea de investigación clara y precisa porque es sencillamente un reto evalar y evaluar bien los aprendizaje esperados de los estudiantes en un ambiente virtual de aprendizaje.

Si tenemos claro que en la virtualidad los actores (facilitador virtual - estudiante) adquieren roles diferentes frente a una modalidad presencial, entonces, la evaluación de aprendizajes tiene que considerar también una cierta diferencia en su diseño, aplicación y valoración. La evaluación en AVA es mucho más que la medición cuantitativa de cuánta información leyó, exploró o enocntró un estudiante en esta modalidad virtual. Entonces, se trata de que el facilitador virtual demuestre habilidades y destrezas (competencia) para diseñar,programar y valorar las actividades de aprendizaje, de suerte que movilicen al estudiante a entregar productos y evidencias que den cuenta de las experiencias sustantivas de aprendiajes. En suma, que el facilitador virtual más no valore información o conocimiento abstracto sino aprendizajes traducidos en elaboraciones conceptuales propias (del estudiante), productos, proyectos.

Pongamos un ejemplo. Para un estudiante de comunicación social, en la modalidad educación virtual, que cursa su cátedra de radio I, más que pedirle que defina qué es radio comunitaria, es invitarlo a que cree, grabe y exponga al facilitador virtual y grupo de compañeros de curso, un clip de audio en el que entregue un concepto de radio comunitaria como fruto de sus reflexiones, consultas, entrevistas en el contexto donde vive o labora. Con esta sencilla actividad movilizamos al estdudiante a:

* Desplegar su creatividad narrativa que debe ser connatural a todo buen comunicador social.
* Utilizar las posibilidades comunicativas de los recursos disponibles en la red (software libre).
* Articular y comprender el contexto como parte del aprendizaje.
* Indagar, explorar, profundizar, investigar

Esta es mi humilde aporte al tema de la evauluación en AVAS, sin dejar de advertir que en virtualidad la evaluación bebe indefectiblemente de las fuentes de la presencialidad, pero que la imaginación pedagógica del facilitador virtual es quien dota de valor agregado los aprendizajes esperados de sus estudiantes.

Cordialmente,

NELSON D. ROLDÁN LÓPEZ

Anónimo dijo...

Apoyando lo que argumentan los compañeros sobre la evaluación según el tipo de estudiante, quiero referenciar al señor Anthony Robbins; Un experto en programacion neurolinguistica(PNL) y en el cerebro tríadico.Según sus teorías sobre el cerebro operativo, cerebro emocional y cerebro lógico, me pregunto como nos equivocamos los docentes realizando un sólo examen para un grupo de 30 muchachos sin tener en cuenta como aprende su cerebro. Puede ser que el 30% de los estudiantes sean lógicos, un 50%operativos y un 20%emocionales sí el examen es lógico esto quiere decir que el 70% pudiera perder el examen.

Debemos llegarle a la totalidad de los estudiantes con diferntes tipos de evaluación. Yo soy un convencido que la evaluación del docente, sumada la co-evaluación y la autoevaluación conciente hacen que formemos profesionales idoneos para el futuro.

Laura Caro dijo...

Hola compañeros, Luz Marina y Nelson, agradezco mucho sus comentarios y me emociona ver que el blog haya avanzado tanto en esta semana.

En cuanto a lo que todos ustedes han observado con respecto a la evaluación en AVAs, debo agregar que me parece fundamental brindar un perfil muy humano a nuestro rol como docentes y a esa función específica de evaluar.

Es muy difícil crear una línea específica de evaluación y regirnos siempre por ella. Creo que lo mejor es ser muy observadores y analíticos y así generar nuevas oportunidades de evaluación que cada vez nos lleven a conocer mejor a nuestros estudiantes y a evaluarlos de manera más concienzuda.

Laura Caro